23 nov 2010

Existencia

Su niño dormido.

El fantástico mundo despierto
de mi desván.

La princesa tuerta
la niña triste
ruinas de una casa
la música de la locura
los dedos blancos
el veneno de la cabeza
las mentes extranjeras.

Mi fugaz hola
en tu adiós.

Mi figura daña
mis bordes
quieren ser estrellas
en los ojos
de un niño dormido.

Y me gustaría no decir…
porque decir
supone existencia.