Soberana y barroca
con su vara de mando
sobre mi se asoma
cuando estoy dormida.
Abre con sus ojos
y se cuela en mis sueños
destapada
vengan sus dedos
a revolvérmelos.
Perla milenaria
espectadora
que penetra objetiva
sobre el teatro de mi cabeza
con la punta de su nariz.
Atusa las hojas de mi árbol
frondoso de mil voces,
vestida de pompas
adornos y filigranas.