Atardecer salado
dando vueltas
en la habitación redonda.
Nada es irreconciliable
nada irreconocible.
La locura grita
sobre la lengua esculpida
de un dios niño
diles que callen
la gente habla demasiado.
Y sé que te conozco
selenita de día.
Estoy sobre el suelo
mirándote los píes.
Lágrimas
de puntas de estrellas
cristales de espejo
iridiscentes olas de mercurio
tinta de media noche
la boca sonámbula
arrastrándose ante ti.
Me reto
a pronunciar tu nombre.
Majestad del viento
vuestra ausencia
hizo caer las estrellas
despertar a los caídos
antes de vuestra llegada.
II
Criaturas del renacimiento
saltan de su chistera de hueso.
Saltimbanquis insanos saltando
de estrella en estrella.
Silbando aleja la tristeza
que queda en el espacio.
Si pierde su único aliento
la flor de mimbre
que crece en la galaxia
no tendría control
no sabría qué hacer.
A veces elije
estar conmigo.
A veces elijo
el púrpura
el blanco o el negro.
A veces los demonios
elijen marcharse
y las aguas coralinas
bañan la galaxia.
Los invisibles
los ignorados
los soñadores
los artistas
los diferentes
los solitarios
los jardineros
los sensatos
los que adoran a los animales.
A veces el aire
mueve los planetas.