Isla amurallada
de niños caníbales nocturnos.
Ojos soñolientos.
Hace equilibrios
sobre un tenso alambre
se tercia a ser nombrada
por mi boca seca
de lamer paredes.
Incubadora de pesadillas.
Sobre la cama mágicamente
aparece la silueta
de una estrella lila
a la que le gusta jugar
con la esperanza.
Mi casa de verano
situada sobre un alambre
tenso y rígido.
Las paredes verdes y amarillentas
respiran el aire y se hinchan.
El canto de la chicharra en llamas.
El estruendo
de los niños de la calle
al anochecer.
Unos niños se alimentan de sangre
y otros del brillo de la luna.
Y la pared verde descarnada
me mira hambrienta
de sudor y poros abiertos.