16 jul 2010

La princesa ciega

V


Ría la luna, pues llore el pantano.

Camine a tientas la feliz princesa

cargando tiempo, lo que más nos pesa.

Lluevan plumas espesas de Vulcano.



Tentándote la luna columpiada

a seguir andando cual insomne,

la que ahora desnuda no se esconde

la mirada sin ojos desmembrada.



Un árbol flota aquí donde llegamos

por el bosque en el centro azul del globo,

en el globo ocular de un genio loco.



No leemos ese árbol, no flotamos

solo paseamos dentro de ese globo.

Y algo así nos parece mas bien poco.



En sonetos vacíos de experiencia

la oruga dejará ver su mensaje.

La mariposa luego en el paisaje

disfrutará alegre su apariencia.



Juega a pulsar las cuerdas con sus dedos

bajo el sol anodino y casi logra

salir a fuera convertida en otra.

Gritaba el arpa por los verdes cielos.



Cuando era niña en lúcidos colores

con la luminiscencia de mi risa,

me pregunto a menudo si existías.



Interroguemos nuestros mil errores,

aprendamos, borrémoslos a prisa

y dejémoslos libres, son arpías.




Otros tropezarán así con ellos

y sufrirán su acoso posterior.

acerquémonos, juntas al clamor

lancemos nuestra carga a los plebeyos.



Imitaremos a los dioses fieros

clonaremos al hombre deficiente.

Y la luz poderosa en nuestra frente

nos brindará la gran pasión de un Eros.



Deliremos lo justo y lo sobrante.

Sobremos de delirio ante la vida.

Vivamos arduas ante nuestra muerte.



Estremezcámonos por y ante el arte.

busquemos en delirios la salida.

Salgamos en delirio a nuestra suerte.




Cuando miramos idas la navaja

sumergidas en voces de otros mundos

sumergidos en todos nuestros mundos

donde nadie a ninguna parte viaja.



Anhelamos la causa vital llena

de la flor que se abre con el agua

sobre la tierra fría que la guarda

hasta que pueda verse toda plena.



como se abren mis músicas cansadas

tantas como personas disfrazadas

a presión enlatadas me cupieran.



Nuestros sueños de niñas acosadas

incapaces de andar ya tan cargadas

si yo supiera lo que ellas bien hicieran...




Extraños habitantes interiores

interrogando a la princesa ciega.

Yo, que para mi soy extraña estrella

entre árboles mas blancos exteriores.



Como la laberíntica locura

que saca a las personas, pasearse

como fieras metamorfoseantes

que andan buscando ansiosos una cura.



Y encontrar regalices contra el miedo

por los pasillos de las calles grises

donde las puertas se abren a jardines.



Todos saltando miran hacia el cielo

saben que no serán nunca felices

saben que nunca han visto colorines.




Yo también sé, como ellos veo el cielo,

¡pero la vida a mi me está llamando!.

Me llama frente a un espejo chorreando

me baila y canta cual si fuera un velo.



Un velo azul turquesa va en volandas

danzando sobre un horizonte alegre,

optimismo ante nuestra nada verde,

que se enrosca en el pelo mientras andas.



Nos comemos el aire... nos comemos

caminamos a saltos... caminamos

siempre a ciegas cogiéndonos las manos



yo voy andando trágica sin frenos

te voy contando cuántos soberanos

luceros por las calles nos cruzamos.