9 jun 2010

La princesa ciega

IV


Residuos de un mal sueño que viví

Tras lo cual te has sentido traicionada,

te escondes bajo manta o bajo cama

cierras los ojos pero están ahí.



Prepara tu palacio el enjaulado

porque esta noche nos visitan juntas

arrogancia e ignorancia. Mas no sufras,

no dormirán a nuestro amplio costado.



A pesar que tan solas nos pintaron

y de morado por mitad de un lienzo.

Por qué del aire limpio nos quitaron



y en un fondo tan soso nos clavaron,

por qué no dibujaron en el lienzo

una mancha pequeña a nuestro lado





de otro color o bien si fuera el mismo

para que por las noches yo pudiera

leer mis sueños para que aprendiera

y ella cantara, llena de cinismo,



canciones leves casi silenciosas

que carecieran de punzón, sin voz,

canción susurro que llevara siempre a "Oz"

que nos hiciera despertar y hermosas.



Esta noche me haré yo la dormida

y me secuestrarán bandadas ciertas

de históricos y dulces animales.



Brillantes cual colillas encendidas

y hermosos cual cuchillas cenicientas.

El sueño imaginado por corales.




Esta noche deseo agua, sería

el pebetero de agua atravesado

por los picos de pájaro y las manos

tiernas de niños cándidos sin día.



Esta noche soy agua que humedece

mi enorme cama y que se mira por mi

frente al espejo en la coqueta. Así

es como crece, crece y se retuerce.



Sonrisa satisfecha ante el espejo,

mía no, es de agua. Yo no, agua eres tú.

Mas ambas nos burlamos en pijama.



En este bosque con vestido viejo.

¿Nos reconoces?. ¿Hay bastante luz?.

estamos en el bosque, y en pijama.





Penetra, si penetra más a dentro

entre sombras y ramas mas bizarras.

Rezaba la memoria en su pizarra

cuando casi llegábamos al centro.



¿Ves esa enorme luna por el cielo?.

Esa luna que soy yo, o debes ser tu

quizás "el deseado". ¿Ves su luz?

está borrosa y blanca como el hielo.



Quizás se confundieron de lugar

colocando la mancha del color

o de otro color sobre el cielo negro.



La mancha que nos mira en su alto altar

se cree que es incógnita su olor,

es la luz de la vida, es nuestro ruego.




Escrita piel de árboles, pues lee

todas estas palabras que la luna

también lee sin ojos en su cuna.

"Teme la que camina, no quien ve".



Camina la que reza haciendo el pino

vuelta hacia la pared dura del bosque.

Y tu preguntas, ¿Qué pared?. El goce

poder oír lo que no es en tu oído.



Y el goce, de poder ver casi siempre

lo que se escapa a otra mirada tuerta.

para ver la pared, has de ser ciego.



Para ser ciego mira con tu mente.

Para tener mente has de abrir la puerta

que encierra al niño, tu otro ausente ego.