III
Cuando el invierno nace se levanta
convertida en un zombi engalanado
gustosamente con un tul lavado,
le faltan manos y también garganta.
Sangra por todo el cuerpo y se despliega
hasta que entra en la ducha y limpia bien
toda la sangre y cicatriza, quien
entonces vuelve a ser princesa ciega.
Y en invierno se moja con el agua
de lluvia y nota como todos miran
perplejos desde sus paraguas rotos.
En su sonrisa transparente y vacua
no importará lo que los otros digan
no importa que te crean loca otros.
Tú serás siempre un sueño para el mundo
de ojos cerrados. Tú serás un hambre
indescriptible, como un fino alambre
recorriéndote adentro tan inmundo.
Hambre es conocer, ser reconocida.
Un nudo en la garganta azul del cisne
en la palabra mágica de "irme"
y oculto en la gentil palabra "huida",
como cualquier pensante ser que vive
en una cárcel dentro de otro mundo
que no es como sería el suyo propio.
Y aquella sensación que te persigue
como un satélite demente e inmundo
acusando de algo más que obvio.
¿No te da miedo pronunciar así las
palabras mágicas? refugio, noche
abrazos, lluvia, frío, en derroche
como este en que no tengo ya mis alas.
En el bosque de grises mas azules
brillando bajo un amarillo intenso
temes quemarte como poco incienso,
buscas el agua como los atunes.
Porque tú eres la sed de los quemados
además del fiero hambre de quien nunca
ha entreabierto la boca para nada.
Vas al jardín viviente de los hados
que viajan todo el día por mi nuca
donde a la noche cantas dibujada.
Me besé y absorbí por la nariz
trozos de escamas, partes más cortantes.
Todo sucede aquí como hacía antes,
aquí yace el alma y sale la raíz.
¿Queda algo de mí en esta serenada
mezcla de estrellas mudas puesta en fila
policromadas y de olor a lila?
estructura ósea que no vale nada.
Como sería el esqueleto triste
de un encallado barco en una playa
llena de mil luciérnagas gritonas.
Y un día ven y dime, que las viste.
Niña de agua y ceniza que no calla,
veo en tu fondo estrellas muy burlonas.
Cuando el invierno nace se levanta
convertida en un zombi engalanado
gustosamente con un tul lavado,
le faltan manos y también garganta.
Sangra por todo el cuerpo y se despliega
hasta que entra en la ducha y limpia bien
toda la sangre y cicatriza, quien
entonces vuelve a ser princesa ciega.
Y en invierno se moja con el agua
de lluvia y nota como todos miran
perplejos desde sus paraguas rotos.
En su sonrisa transparente y vacua
no importará lo que los otros digan
no importa que te crean loca otros.
Tú serás siempre un sueño para el mundo
de ojos cerrados. Tú serás un hambre
indescriptible, como un fino alambre
recorriéndote adentro tan inmundo.
Hambre es conocer, ser reconocida.
Un nudo en la garganta azul del cisne
en la palabra mágica de "irme"
y oculto en la gentil palabra "huida",
como cualquier pensante ser que vive
en una cárcel dentro de otro mundo
que no es como sería el suyo propio.
Y aquella sensación que te persigue
como un satélite demente e inmundo
acusando de algo más que obvio.
¿No te da miedo pronunciar así las
palabras mágicas? refugio, noche
abrazos, lluvia, frío, en derroche
como este en que no tengo ya mis alas.
En el bosque de grises mas azules
brillando bajo un amarillo intenso
temes quemarte como poco incienso,
buscas el agua como los atunes.
Porque tú eres la sed de los quemados
además del fiero hambre de quien nunca
ha entreabierto la boca para nada.
Vas al jardín viviente de los hados
que viajan todo el día por mi nuca
donde a la noche cantas dibujada.
Me besé y absorbí por la nariz
trozos de escamas, partes más cortantes.
Todo sucede aquí como hacía antes,
aquí yace el alma y sale la raíz.
¿Queda algo de mí en esta serenada
mezcla de estrellas mudas puesta en fila
policromadas y de olor a lila?
estructura ósea que no vale nada.
Como sería el esqueleto triste
de un encallado barco en una playa
llena de mil luciérnagas gritonas.
Y un día ven y dime, que las viste.
Niña de agua y ceniza que no calla,
veo en tu fondo estrellas muy burlonas.